“Mi confrontación con la docencia”.
Al realizar esta actividad recordé
que en alguna ocasión en mis años mozos mencione que alguna vez regresaría al
Plantel Número Nueve del Cobatab, en el municipio de Teapa, Tabasco,
institución donde estudie mi educación media superior pero ahora como docente, pero
sin haberme trazado esta idea como una meta en mi vida, dado que soy hija de un
abogado, y que de igual manera me forme profesionalmente como Licenciado en
Derecho, especializándome en un área distinta para desempeñarme en algo
diferente a lo que mi padre realiza,
porque deseaba forjarme un espacio propio, ir construyendo mi propio nombre como
profesionista, así que escogí el área penal.
Debo aclarar que mi padre también es
docente del Plantel Número Nueve del COBATAB, para el cual laboro y aunque
estuvo intentando que se me permitiera ingresar como maestro no fue, sino hasta
que un pequeño accidente le ocurrió a la persona que en aquél entonces era
nuestra Delegada Sindical, se había fracturado el tobillo un sábado 15 de
febrero del año 2005 y el semestre iniciaba el día 17, así que sin decirme agua
va, el domingo estuve corriendo integrando toda la documentación que me habían
solicitado presentar, amén de prepararme en una materia que no era precisamente
Derecho sino Sociología II, que
aún cuando había llevado un semestre de ello en la licenciatura, solo tenía una
noción general de la materia y tenía que prepararme lo mejor posible.
Ese día lunes 17 de enero, me
correspondía entrar de 6:00 a 6:50 am, debo aclarar que esos han sido los 50
minutos más eternos de toda mi vida, aún cuando uno de mis tíos que también
había sido profesor y director del plantel me había dicho “no voltees a ver el
reloj, es más no lo uses los primeros días, así cuando vengas a ver habrá
sonado el timbre, ahh no te vayas a reír para nada o perderás el control”, y
haciendo caso de las recomendaciones de mi tío Melquiades no use reloj de pulso
las primeras semanas, honestamente del timbre que indicaba mi entrada al salón
al timbre de salida para mí fue una eternidad. Debo agregar que para variar ese
grupo el sexto semestre grupo “D” del turno matutino, tenía como característica
que la mayoría de los maestros los tenían catalogados de niños caprichos,
groseros y todos esos calificativos que se le otorgan a los grupos difíciles, pero
ese era mi reto a vencer lograr dominar al grupo para desempeñar la labor para
la que había sido contratada.
Desde ese día hasta la presente fecha
la docencia se convirtió en parte muy importante de mi vida, a mis
chicos como yo les llamo, siempre les digo que me considero un maestro por
vocación y convicción, no es por el aspecto económico que me quede ahí, sino
porque es gratificante estar frente a grupo, la actividad docente es una labor
muy noble, máxime cuando las materias que imparto se prestan para ello, me
agrada inspirar en mis alumnos un sentido analítico, que tengan un criterio
propio, que respeten a los demás para que ellos también sean respetados, no
menos cierto es que el haberme convertido en docente me obligo a cambiar muchos
aspectos de mi vida personal, porque cuando inicie esta odisea tenía 24 años,
estudiaba la Maestría en Ciencias Penales los días domingos para poder
alternarla con la docencia y seguir litigando asuntos de mi despacho jurídico,
que por cierto ya eran un buen número de expedientes, así que si sería alguien
cuya labor es formar jóvenes, no podía dar un mal ejemplo, por lo que tuve que
empezar a alejarme de los antros y de otras tantas actividades que como
cualquier persona de esa edad realizaba, deje incluso de asistir a la mayoría
de los eventos sociales a los que era invitada, si acaso asistía alguno por
ningún motivo accedía a bailar con algún alumno, muchos menos tomarme una copa,
por temor a que no faltará quien dijera que no había sido una sino que me había
pasado de copas, además el poco tiempo que me quedaba lo aprovecha para
descansar, porque entre la maestría y las clases en el COBATAB, habían semanas
en las que si dormía en total 20 horas era mucho, claro la edad me lo permitía,
aún sigo tratando de cuidar mi imagen como docente día con día, porque es muy
cierto eso de que se predica con el ejemplo.
Ahora bien el hecho de combinar mi
actividad docente, con mi actividad como abogado litigante y catedrático a
nivel maestría me permite y obliga a la vez a mantenerme actualizada en todos
los sentidos, porque nunca sabe uno que puedan cuestionar los alumnos, en la
materia de Derecho por ejemplo es en donde sus inquietudes más afloran, quizás
sea esta la parte que me falte aún ir perfeccionando dado que no me gustan que
queden dudas sobre la clase pero eso muchas veces me ha atrasado en el programa
de la asignatura por estar contestando
todo lo que preguntan, igual ocurre con las materias de Ética y Valores I y II,
porque implican analizar cuestiones de su vida personal.
A nivel personal puedo decir hasta el
momento que la docencia me ha dejado un sin número de agradables momentos y
sabores que llevó en mis recuerdos cual si fuesen tesoros, los nombres que les
he dado a mis chicos se han quedado para siempre que cuando me escriben o
regresan a visitarme lo hacen bajo los calificativos que les decía en clases,
el primero que asigne fue a un chico de segundo semestre de apellido Manuel
alias “Mi agregado cultural”, porque cuando otro maestro lo sacaba de clases
iba y se escondía en el salón donde yo estuviera, mil veces prefería que se
quedara conmigo a que estuviera haciendo travesuras en esa hora; también hubo
un chico al que llame “Influenza” era
peor que una epidemia, por todos lados estaba metido; “Vocero” era él que se
sabía todo lo que pasaba en la escuela; “Docencia” siempre estaba metido en ese
salón aunque el pertenecía al de Turismo, porque ahí estaba la novia, “Mi niño
Nato”, “Mi buen Lugo”, “Los hermanitos Fernández”, “Mis niños Julio y Ramiro”,
“La guayaba y la Tostada” no porque tomarán sino porque no se separaban en todo
el día, “Las malandras” esas siempre estaban viendo a quien enamoraban o le hacían
travesuras, casi se me pasa por alto nombrar a “Mi doctor House”, lo imita en
todas sus ironías, por cierto a este chico lo alcance a ver de lejos hoy y lo
reconocí por su estatura, totalmente inconfundible.
Otro grato recuerdo es que un día por
accidente escuche a quién había sido mi maestro de Informática el Ing. Arsenio,
y que ahora es mi compañero de trabajo, contarles a los jóvenes sobre mí, les
decía que era de sus primeras alumnas, que fui traviesa a más no poder, pero
que también había sido buena alumna y que para él era motivo de satisfacción y
orgullo haber sido mi maestro y ahora ser mi compañero de trabajo.
De las cosas chuscas que me han
pasado, hace un par de años cuando aún no usábamos uniformes, procuraba vestir
siempre de pantalón sobre todo porque luego hay que estar subiendo y bajando
todo el día las escaleras en el edificio, un día tenía diligencia en la Agencia
del Ministerio Público, ahí si procuraba vestir un poco más formal y
particularmente ese día se me ocurrió portar un vestido negro, con unos zapatos
de suela corrida color beige pero que por peculiaridad tenían unas especies de
puntitos imitando la piel del avestruz, francamente ese día tenía tantas cosas
en la cabeza que jamás me percate que un alumno no me dejaba de ver durante la
clase, al termino de ella sin más me dijo en voz alta “se ve diferente de
vestido, pero los zapatos que trae hoy se ven mejor con el vestido que con el
pantalón que traía hace dos semanas”, solo atine a responder “perdón??”, y el
grupo se echo a reír mofándose de que el chico sabía perfectamente bien como
vestía día a día, pero lo chistoso es que ahora aun cuando usamos uniforme y
son otras generaciones siempre mis alumnos están pendientes de mis zapatos y mi
cabello, debo aclarar que hermosa no soy fea tampoco, pero si una de sus
maestras más jóvenes. Pero vuelvo a
reiterar lo expuesto en líneas anteriores he tenido que ir dejando muchas de
las cosas que me gusta hacer, ya que en una ocasión me mandaron a buscar a la
dirección para que viera lo que había ocasionado y es que en unas vacaciones
decembrinas se me ocurrió teñirme el pelo para verme pelirroja, y al regresar a
clases no había pasado ni una semana cuando empezaron a ver playeras manchadas
y varias señoritas de pelirrojas, la verdad si me dio un poco de pena, y la
directora junto con la delegada sindical riéndose me dijeron “por favor no te
vayas a pintar el pelo de azul, no vaya aparecer la aldea de los pitufos”.
Pero lo más chusco que me ocurrió fue
que un joven se presentó un día en la casa de mis padres para pedirme que fuera
su madrina de confirmación, cosa que se me hizo un halago, pero vergüenza la
que pase cuando quise regañar a mi hija perruna porque no dejaba de estar de
necia y la llame por su nombre “Bianca”, el muchacho junto con su novia se empezaron a
reír, al preguntarle el porqué él, al que sería mi ahijado me respondió “Maestra
es que mi novia se llama Bianca”, que pena me dio.
Por último en cada actividad busco
despertar el interés del alumno al ir combinando la teoría con las cosas que
aquejan a nuestra sociedad, que los alumnos se formen una opinión propia de las
cosas, que no tengan miedo para expresar sus puntos de vistas pero que siempre
respeten las opiniones y preferencias de cada persona, que valoren a los seres
con los que conviven (familia, amigos, maestros, pareja, etc.), por el hecho de ser seres humanos y no por los
beneficios que les puedan reportar.
De manera personal puedo decir que aún
conservo la inquietud de seguir preparándome para ser mejor cada día no nada
más como persona sino también a nivel profesional, algo que trató nunca de
olvidar es que un día yo ocupe esas mismas aulas como alumno, que a esa edad el
mundo se aprecia de color rosa, pero que cada alumno es diferente, es decir es
único como ser humano, que no puedo pretender que todos trabajen al mismo
ritmo, porque hoy en día hay algunos chicos que hasta jefes de familia son, o
que trabajan y estudian a la par, busco no dejar de lado la tolerancia, claro
está sin que se rebasen los límites razonables.
Hace poco, en la última semana de
clases, un egresado se me acercó para decirme que “estudiaría mi misma
profesión, porque le agradaba como amaba yo mi profesión, que algún día sería
mi contraparte en algún expediente”, a lo que simplemente respondí que
nada me agradaría más pero que tenía que
prepararse mucho porque soy de la opinión que el alumno debe superar a su
maestro, para saber que hizo un buen trabajo como formador.
Tal vez solo este en la primera parte
de lo que el maestro José M. Esteve plantea: “…ser maestros de humanidad... a
través de las materias que enseñamos, o quizás, a pesar de las materias que
enseñamos; recuperar y transmitir el sentido de la sabiduría; rescatar para
nuestros alumnos, de entre la maraña de la ciencia y la cultura, el sentido de
lo fundamental permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que
les rodea…”, quizás aún hacen falta pulir muchas cosas de mi labor docente,
tampoco sé cuánto tiempo más dure mi “Aventura de ser maestro”, lo que si se es
que mientras esta travesía dure quiero surcar sus aguas de la mejor manera,
preparándome cada día un poco más en el quehacer docente, dejando mi granito de
área en cada generación, para que cuando llegué al final del viaje, pueda irme
con la frente en alto y con la gran satisfacción de haber servido a la
Educación Media Superior, de haber formado jóvenes capaces de plantear y dar
solución a sus problemas pero también capaces de obrar en aras del bienestar
común”.
Como estudiante de la “Especialidad
en competencias docentes para la Educación Media Superior”, ha sido
gratificante, primero porque significa mantener la mente activa, aprender cosas
nuevas, sobre todo porque mi formación profesional es distinta a la de ser
maestro, en ella he ido descubriendo y confirmando la razón por la que estoy
dentro de las aulas, ha significado también un esfuerzo considerable, porque
combinarlo con las clases en la maestría, y con las otras actividades que
realizó tanto para el COBATAB, como parte de nuestro sindicato, y ahora como
parte del XXI Consejo Electoral Distrital con cabecera en Teapa, Tabasco, al
grado de complicárseme más el problema de la lumbalgia, pero también soy de la
opinión que no existen los imposibles, que querer es poder, y debo concluir
esta odisea, después ya tendré el tiempo para descansar y volver a disfrutar de
las cosas que por ahorita están en receso.
Es bonito ser alumno, ser maestro,
pero aún más grato el poder combinar ambas cosas, porque se conocen personas,
se aprende de ellas también, y los horizontes se amplían aún más.
Tal vez para muchos resulte
incongruente que habiéndome preparado (dado que humildemente ostento el grado
académico de Doctorante en Derecho)
dentro de mi profesión de origen, haya decidido desempeñarme en algo
socialmente no tan relevante como ser maestro, dado que en la actualidad se
valoran más los cargos y funciones que brindan el brillo del poder y el dinero;
pero a mí me queda el desafío del saber y la pasión por comunicarlo, pero bajo
la blusa blanca con el escudo COBATAB y mis pantalones azulmarino no tienen
idea la satisfacción que me brinda el ser maestro…… Un maestro de humanidad.